Si te da miedo el dinero, huye.
Es algo contra intuitivo.
No tiene demasiado sentido.
Parece imposible.
Carece de lógica.
Sin embargo…
Si rascas un poco, ahí está.
Ahí lo tienes.
Impasible, impertérrito, con un semblante serio y descuidado.
El motivo por el cual a tantas personas les va mal en el negocio y en la vida.
O no les termina de funcionar.
O no terminan de arrancar.
O no terminan de facturar todo lo que realmente podrían estar facturando con su membresía si se quitaran de encima ese miedo que les bloquea y les paraliza 24/7h.
¿Qué miedo?
El miedo al dinero.
El miedo a ganar dinero.
El miedo a amasar dinero de verdad.
Es algo muy hondo, muy profundo.
Parece que no exista. Parece que no pueda ser.
Pero ahí está. Un miedo altamente paralizante, muy a menudo provocado por creencias limitantes, autoimpuestas, o impuestas por la sociedad en la que vivimos.
Una realidad universal que paraliza negocios y limita facturaciones.
De lo contrario, no existe otra explicación posible para que tantas personas…
- No manden emails diariamente a su audiencia por si lo mismo molestan.
- Tengan un tono complaciente con todo el mundo.
- Hagan montones de cursos en sus membresías que nadie va a ver.
- Agenden llamadas sin coste dando consultoría gratis al primer desocupado random que llama a su puerta.
- Pidan feedback a un tío que les paga 10€/mes y encima se queja.
- Publiquen cantidades ingentes de contenido “de valor” que a nadie interesa.
- Se pasen el día perdiendo tiempo, vida y dinero en RRSS.
- No sepan decirle no a un cliente o suscriptor.
- Lancen membresías a 5 o 10 euros al mes “para validar”
Quizás todo esto te suena. O quizás no.
Si es que no, enhorabuena. Eres un privilegiado.
Si es que sí, tranquilo. Todos hemos hecho el gilipollas en nuestras vidas.
Y algunos hemos sabido salir de ahí.
Porque, déjame decirte algo, amigo de las membresías:
Hay otra forma de hacer las cosas.
Existen por ahí negocios que generan cantidades casi obscenas de dinero.
Negocios cuyos gerentes no saben lo que es el miedo al dinero.
No lo saben ahora, ojo. Lo han vivido en el pasado, pero supieron salir de ahí.
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