Acabo de expulsar a un suscriptor de la membresía
Tu negocio.
Tus normas.
Tus reglas.
No las de tu cliente.
No las de tu proveedor.
No las de tu colaborador.
Las tuyas.
Mira.
En mi opinión no solicitada del día, si partes de esa premisa, es bastante más sencillo que todo te vaya bien.
Y no, no se trata de ser más chulo que nadie ni demostrar quién la tiene más larga. No.
Se trata de marcar los estándares de tu negocio y dejar meridianamente claro lo que estás dispuesto a aceptar y lo que no, para que el proyecto vaya en la buena dirección.
La verdad es que dejar meridianamente claro lo que no vas a tolerar es, si cabe, más importante aun.
Al lío.
El otro día tuve que expulsar al primer suscriptor de la membresía.
No entraré en temas internos ni conversaciones privadas, pero si te diré que no fue una decisión agradable.
Fue fácil, porque está claro que en tu negocio de suscripción jamás debes tolerar trolls. En ningún caso.
Pero no fue agradable.
Tú creas un Membership Site para aportar valor a tus suscriptores.
Le metes masterclass y sesiones de preguntas y respuestas en directo con expertos.
Le añades sesiones de debate y networking entre los miembros de la comunidad.
Y lo rematas con un servidor privado en Discord para estar todos en contacto directo y aprender, compartir y crecer juntos.
Y te das cuenta de que, en ocasiones, hay personas que no quieren entender tu negocio.
No quieren entender tus normas.
No quieren entender tus reglas.
¿Y qué haces?
Puerta. No hay más.
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