Antojos de sushi y lecciones de ventas
Los antojos son curiosos.
No digo que sean malos, no me lo parecen.
Digo que son curiosos porque se basan en necesidades, a menudo ficticias, del ser humano.
A veces, podemos sentir que necesitamos comer chocolate, o comprarnos el nuevo iPhone que acaba de salir.
¿Necesitamos comer chocolate o comprarnos el nuevo iPhone que acaba de salir?
No, pero se nos antoja. Y a veces no lo podemos remediar.
Esto pasa con el sushi.
A mí me encanta, pero no creo que sea un problema.
En cambio, hay personas que viven obsesionadas con el sushi.
Viven, respiran, piensan y sienten por y para el sushi, 24/7/365.
Se acerca la hora de cenar, y su cerebro ordena a los músculos de la mano que dejen lo que están haciendo en ese momento, agarren el móvil y pidan sushi a domicilio.
El antojo toma posesión de la persona que, sin poderlo remediar, cae rendida al placer del manjar nipón.
Esto no sería un problema, si solo fuera una vez.
El tema es que para muchas personas, lo del sushi se trata de un antojo habitual.
Se trata de un antojo recurrente.
¿Y qué podemos hacer con los antojos ajenos de sushi recurrentes?
Podemos detectarlos y solucionarlos con un Membership Site.
Observa, analiza tu alrededor, estudia los antojos recurrentes de las personas para solucionarlos con una propuesta de valor basada en un negocio de suscripción.
Con un negocio de recurrencia.
Un discovery marketing de sushi semanal a domicilio lo podría petar mucho y lo puedes crear siguiendo los consejos que te doy en mi newsletter: