Copia a este tío y te garantizo que te irá bien.
Hay una persona. Un ser humano de la tierra.
Tiene dos orejas y una boca. Y un cerebro.
Se mueve. Piensa. Hace cosas.
Prueba. Investiga. Intenta. Se equivoca. Vuelve a intentar.
Toma riesgos. La caga. Hace autocrítica. Toma más riesgos.
Hace lo que tiene que hacer para vivir de puta madre.
No hace lo que los marketeros pajeros que no saben de marketing dicen que hay que hacer para vender, cuándo ellos no venden ni 10.000 al mes.
Hace lo que hay que hacer para vivir de puta madre.
Y vende. Y capta suscriptores para su membresía.
¿Cuántos suscriptores?
Pues los suficientes para que en su vida no haya hueco para frases como…
“Tengo la semana petada de sesiones, no tengo tiempo para nada más.”
“Me falta cerrar dos clientes para llegar a objetivos. Cada jodido mes igual.”
“Este año facturaremos 750k, un 20% más, pero ese hijo de puta de la membresía tiene un margen mucho mayor que yo facturando bastante menos.”
¿Sabes lo que piensa la gente que conoce a ese tío?
¿Y los que le conocerán a partir de ahora?
Pensarán que ha tenido suerte.
O suerte, o padres, o enchufes, o rodilleras.
O que a saber lo que ha tenido que hacer para no intercambiar jamás su tiempo por dinero.
Ni tener que cerrar todos esos nuevos clientes cada mes para sobrevivir.
Ni tener que envidiar a su competencia.
De eso no tengo ninguna duda. Es más…
Todos los que piensen eso seguirán dónde están, un año más, frustrados, lamentándose y victimizándose por su mala suerte.
Alimentando sus limitaciones, sus miserias y sus creencias.
Mirando afuera en vez de mirar adentro.
Viviendo vidas conformistas, nadando entre la pobreza y la mediocridad.
Siendo un bochorno de pareja para sus parejas y de ejemplo para sus hijos.
Atiende a esto.
Hoy este tío recibirá el consejo de negocio que todos los días escribo a miles de emprendedores y empresarios cojonudos.
Lo leerá. Lo aplicará. Y continuará ganando.
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