Diez lecciones en dosis de 15 minutos
Piensa en el día que te lanzaste a emprender.
Recuerda cómo te sentiste.
Nervios, miedo, adrenalina… todo mezclado y seguramente agitado.
Quizás no las tenías toda contigo. Quizás tu entorno tampoco era el más favorable.
Sin embargo, lo hiciste.
Te diste de alta de autónomos y te lanzaste a la jungla de montarte por tu cuenta sin la “seguridad” de lo que representa un curro por cuenta ajena.
(Entiéndase las comillas.)
Le echaste huevos.
Y casi seguro que te sentiste genial.
Naturalmente, emprender es una de las montañas más rusas de la vida.
De eso no hay duda.
Sin embargo, el nivel de satisfacción que te da, es solamente comparable a un 0rgasm0 junto a la persona a la que amas.
No digo junto a un polvo de Tinder.
Digo junto a la persona a la que amas. No es lo mismo.
Bueno, eso es lo que te propongo.
No que te abras un perfil en Tinder para tener 0rgasm0s, que tampoco me parece mal.
Me refiero a que te sientas genial, fuerte, poderoso.
Que no te limites ni autoboicotees.
Que tomes el control de tu mente y la pongas a trabajar en favor de tu negocio y de tu vida, que ya sabemos que son lo mismo.
Como ese día que tomaste acción contra viento y marea y te lanzaste a emprender.
Pero de forma seguida. Continuada. Constante.
Quiero que te sientas así todos los días de tu vida.
¿Te imaginas el impacto que eso va a tener en tu negocio?
Consíguelo.
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