El error que (casi) todo el mundo comete en internet y que condenará a tu negocio al ostracismo
Ponte en situación.
Tienes una idea.
Una idea maravillosa.
Una idea que nadie ha tenido antes y que te va a hacer más rico que el gerente de una marisquería al lado de la sede de la UGT.
Bueno, pillas tu idea y la plasmas en tu web.
En tus redes sociales.
En tu podcast, blog o canal de Youtube.
Por plasmarla, hasta lo haces en tu cuenta de Tinder, que uno nunca sabe dónde captará un nuevo cliente.
¿Y qué pasa?
No pasa nada.
Nada es nada.
Pasa que no tienes ni un cliente. Ni un triste ser humano que te de su sucio dinero.
Por no tener, no tienes ni triste match en Tinder.
“Habrá que mejorar el producto”, piensas.
Entonces, le añades más funcionalidades a tu membresía.
Más bonus a tu curso.
Más extras a tu servicio.
Más fotos a tu perfil de Tinder.
¿Y?
Nada.
Pero nada de nada.
Tienes menos éxito que un vendedor de neuronas en un mitin de podemos.
Bueno, este error es más habitual de lo que crees.
Me refiero al error de enamorarte de tu idea, de tu negocio, y de lanzarlo al mercado pensando que con eso será más que suficiente para ganar montones de dinero.
Sin embargo, así no funciona esta vaina.
No basta con tener el mejor producto.
Ni el mejor servicio.
Ni la mejor membresía.
Debes de ser capaz de comunicarlo de una forma tan absurdamente persuasiva que tu cliente no dude lo más mínimo en deslizar suavemente su sucia tarjeta por tu checkout.
Ojo, no digo capaz de enamorar a tus clientes con palabras como si fueras un oso amoroso.
Digo lo de la sucia tarjeta.
¿Cómo se consigue eso?
Con estrategias de escritura persuasiva que realmente te permitan vender en internet.
En mi newsletter envío un email todos los días. Leyéndolos aprenderás sobre persuasión, ventas y membresía.
Lo mismo te interesa apuntarte ahora: