Ganadores y perdedores leerán este post.
Imagínate que arrancas el negocio de cero.
Hazme caso, haz el ejercicio conmigo. Imaginemos que mañana mismo comienzas de cero.
¿Y si te digo que cobres siempre el 100% por adelantado?
¿Qué me dirías?
¿Me dirías que eso en tu caso no es posible?
¿Y si te digo que cobres todo online, sin esperar transferencias, bizums ni mierdas de esas?
¿Qué?
¿También me dirías que eso en tu caso no es posible?
¿Y si te digo que comiences cada mes sabiendo cuánto vas a facturar?
¿Eh?
¿Me dirías que eso en tu caso no es posible?
¿Y si te digo que no necesitas empleados?
¿Cómo dices?
¿Que eso en tu caso no es posible?
¿Y si te digo que elijas bien a tu cliente, que no cualquiera que quiera trabajar contigo debe poder hacerlo?
¿Que en tu caso no es posible?
¿Y si te digo que te da lo mismo tener mil clientes que 100.000 porque trabajas lo mismo?
¿En tu caso no?
¿Y si te digo que te lleves a tu pareja a desayunar un martes por la mañana o de vacaciones cuándo quieras menos en agosto, diciembre o semana santa?
¿Que no?
¿Y si te digo que en ese negocio que acabas de arrancar, la web, el logo, las rrss, el contenido y demás cosas que te preocupan ahora no tienen relevancia alguna?
Ya, ya sé.
Ok, todo eso lo tienen las personas al frente de Membresías que funcionan.
Personas como coach, psicólogas, copywriters, médicos, terapeutas, consultores, nutricionistas, instructores de yoga, formadores, artesanas, entrenadores personales, arquitectas o asesores financieros.
Personas que llevan tiempo recibiendo un nuevo consejo de membresías en su email.
En caso de interés, te apuntas ahí abajo y te lo mando a ti también: