Gurú del marketing buenista se equivoca gravemente y tu negocio paga las consecuencias
El otro día estaba perdiendo el tiempo en Instagram.
Sí, yo también pierdo el tiempo en Instagram de vez en cuándo.
No es malo. Lo malo sería no reconocerlo.
Bien.
Pues estaba yo haciendo scroll hasta que me topé con un tipo curioso.
Un gurusín del marketing patrio. De esos que levanta pasiones y arranca palmas en eventos presenciales.
De esos personajes que nunca sabes si lo que venden es humo o motos del calibre de una Harley Davidson.
Entonces.
El tipo hizo una publicación en Instagram. Un carrusel de estos, o como se llamen. De los que te obligan a hacer scroll horizontal, dejándote el dedo bastante perjudicado.
¿Y cuál es el problema?
Pues para mí, ninguno. Para sus groupies faltos de criterio, muchos.
Porque el amigo de los niños, además de dar consejos para mejorar tu alcance en Instagram, recomendaba no vender.
—No vendas
Decía claramente.
—Solo aporta valor
Aseveraba diligentemente.
—El resto ya vendrá
Afirmaba solemnemente.
Vaya.
No voy a ser yo quien diga que recomendar a emprendedores no vender sea una tremenda gilipollez, pero recomendar a emprendedores no vender es una tremenda gilipollez.
Porque vender debería ser una de tus principales ocupaciones.
Sin ingresos, no hay negocio.
Sin dinero, no hay negocio.
Sin ventas, no hay negocio.
Y sí. Todos aportamos valor de forma gratuita a nuestra comunidad, ya sea en forma de emails, tutoriales o episodios de un podcast.
Pero de ahí a recomendar no vender, hay un trecho.
O si no, cuéntame. Qué sería tu negocio de membresía sin ventas.
¿Te lo digo?
Un solar.
Un desierto
Un descampado.
¿Quién quiere un membership en forma de solar? Yo desde luego que no. Y sé que tú tampoco.
Entonces, si quieres aprender a vender tu membresía de forma honesta, sin humos ni motos, tengo algo que lo mismo te interesa: