Hater me dice cómo hacer mi trabajo y pasa esto:
La pobreza de algunos es irremediable.
Hagan lo que hagan, jamás podrán salir de ahí.
Porque las limitaciones que azotan su cabeza y su corazón son indestructibles.
Y ojo, no me refiero a pobreza económica.
Me refiero a pobreza mental.
El otro día me escribe un notas por Twitter y me dice:
—Si te fuera tan bien como dices no venderías membresía ajkajajaja
Este tipo de personas no es necesario siquiera que lo intenten.
Por mucho que se planteen montar una membresía por lo de los ingresos recurrentes, la escalabilidad, la tranquilidad y la paz mental…
… mejor que no lo hagan, ya que se frustrarán y no lo conseguirán.
Luego dirán que las membresías no funcionan, que tienes que crear contenido cada día, que el mercado está saturado y la gente ya no quiere pagar por suscripción.
Y gilipolleces varias solo al alcance de pobres de mente.
Ese tipo de personas no lo conseguirán ni aunque escuchen la lección de esta semana.
Porque, como digo, no es un tema económico: es un tema de mentalidad.
Y cuándo tu mente te limita, no hay opción que valga.
Ni ejemplos paso a paso que solucionen eso.
Ni aunque le cuente cómo crear una membresía basándonos en los cinco pilares que cualquier negocio serio debe trabajar:
Naturalmente, hablo de la audiencia, el producto, el precio, la captación y la retención.
Ni as podríaí.
Es decir, yo puedo ponerle un ejemplo práctico de membresía y explicar cómo lo haría yo.
Un ejemplo extrapolable a cualquier membresía de cualquier sector del universo.
Un ejemplo que casi cualquier emprendedor lo vea y lo pueda extrapolar fácilmente a su caso particular y montar, o escalar su membresía si ya la tiene, siguiendo el paso a paso.
El-paso-a-paso.
Ni así podría. El hater digo.
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