La suerte no tiene nada que ver en el éxito de tu negocio
—Fíjate lo bien que le va, qué suerte tiene el tío.
—Los hay con suerte. Unos tanto y otros tan poco.
—La virgen, cuánto factura su membresía. ¡Tendrá suerte el cabrón!
Mira.
La suerte no existe.
Así de simple. Así de claro. Así de contundente.
—Oh, es que mira este emprendedor lo bien que le va, y…
No.
—Pero es que mira, qué pedazo de clientes que tiene y claro…
No.
—Jod*r, es que tiene 25 empleados y a mí no me da ni para…
Que no.
La suerte no tiene nada que ver en todo esto.
Ni con la facturación de tu negocio.
Ni con los clientes de tu negocio.
Ni con los trabajadores de tu negocio.
Nada que ver. En absoluto.
La suerte es algo etéreo, nada palpable, nada evidente.
No me gustan las cosas que no puedo ver. Que no puedo tocar. Que no puedo sentir.
Me gustan las cosas que dependen de mí. Que puedo trabajar. Que me puedo currar.
¿Y sabes qué es lo único que depende 100% de ti y que, eso sí, tiene un impacto directo con el éxito de tu negocio?
El trabajo duro.
Trabajo y ya, no. Trabajo duro. No es lo mismo.
Porque el trabajo duro es lo único que puedes controlar y que, bien empleado, puede llevarte de A a B.
Puede llevarte de quejarte de lo mal que te va a ti mientras a los demás les va genial, a que a ti también te funcione el negocio que tienes entre manos.
Imagínate si puede llevarte lejos.
Así que deja de excusarte en la suerte que tienen los demás y ponte a currar de una santa vez.
Deja de procrastinar.
Ve a por tus objetivos.
Y si entre tus objetivos está crear un negocio de membresía que funcione…
…tengo una lista de correo que lo mismo te interessa: