Lo que verdaderamente significa tener éxito
Este email no lo entenderá todo el mundo.
Inevitablemente, les romperá los esquemas a los que tengan una mentalidad muy tradicional.
Lo digo por si lo mismo prefieren dejar de leer aquí y continuar en su zona de confort como si el mundo no fuera con ellos.
Todos los demás, seguimos.
Escucha.
A poco que te metas en este circo de los negocios digitales, lo verás.
Verás claro el tipo de personas que son exitosas y el tipo de personas que solo lo parecen.
A ojos de un espectador novato, parecen lo mismo. Pero no lo son.
Hay un tipo de personas que presumen de cosas muy extrañas.
Muy muy.
Presumen de que ya son treinta en el equipo y de que se pasan el día gestionando personal en vez de gestionar su negocio.
De que han alquilado unas nuevas oficinas, más grandes, en el centro de la ciudad, y por supuesto más caras, pero con futbolín y ping pong incluidos.
De que tienen muchos proyectos y muchos clientes a los que ir a visitar a sus oficinas e invitar a comer gambas y a tomar gin-tonics al anochecer.
De que se han comprado el nuevo SUV de la marca de los aros para chuparse con mayor comodidad las dos horas (una de ida y otra de vuelta) de atasco para ir a trabajar.
De que sus hijos crecen a una velocidad de vértigo y se perdieron sus primeros pasos, reales y figurados, en esta vida de velocidad, trabajo y obstinación en la que viven inmersos desde que salieron de la universidad.
Bueno, cada uno se muere como quiere.
El tema es que no me gustaría que pensaras que eso es tener éxito.
O que esa es la única manera de tener éxito en la vida.
Porque hay otra vía.
Quizás no somos muchos, pero somos.
Somos personas distintas, que sabemos cómo disfrutar de las cosas realmente importantes.
Personas que disfrutamos de invitar a nuestra pareja a brunch un martes a las once de la mañana en vez de estar gestionando los asuntos propios del personal.
De poder llevar a la peque al parque al salir del cole en vez de quedar atascados una hora en la M30 cagándonos en el tráfico madrileño y en las obras de Almeida.
De invitar a comer a nuestra madre un jueves a las dos porque no tenemos almuerzo con los nuevos clientes en la marisquería de la ciudad de al lado donde ir a hacerles la pelota y reirles todas las gracias.
Seremos pocos. Pero somos.
Y tú también puedes formar parte.
Tú también puedes vivir muy bien de un negocio de membresía que te proporcione libertad, seguridad y éxito.
Sé que algunos no lo entenderán jamás. Continuarán atascados en la M30 y en sus vidas.
Nada en contra.
Pero para todos los demás, tengo un newsletter en el que todos los días escribo consejos para crear, lanzar y escalar negocios de membresía rentables.
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