Mi sistema de ventas al desnudo
A estas alturas no voy a entrar en la importancia de saber vender.
Sabes vender es importante para cualquier faceta de la vida.
Si tienes un negocio, también.
Y si tienes una membresía más.
Porque lo contrario de vender no es no vender…
Lo contrario de vender es sufrir, padecer y tragar.
Sufrir teniendo que cerrar nuevos clientes cada mes.
Padecer la incertidumbre y el ruido mental de una facturación incierta.
Y tragar con clientes tóxicos que nada te valoran y que para nada te mereces.
Muchos por ahí dicen que esto es lo que hay, que si tienes un negocio no hay otra.
Que por cojones debes sufrir, padecer y tragar.
¿Algo en contra de esa gente?
Nada, al contrario. Gracias a que ese tipo de personas miedosas, resignadas y conformistas existen, los emprendedores y empresarios como tú y como yo lo tenemos más fácil.
Más fácil para construir un negocio sólido y rentable que nos genere ingresos recurrentes.
Ya sabes, ese tipo de ingresos que cuándo los consigues…
Ya no tienes que cerrar nuevos clientes todos los meses.
Ya dejas de padecer la incertidumbre de una facturación incierta.
Y, desde luego, un tipo de ingresos, los recurrentes, que te permiten elegir con qué cliente trabajar y mandar al tóxico a tomar por saco.
Sí, lo mismo que hiciste con tu ex.
Bien.
¿Es posible lograr eso?
Sí, con un negocio de membresía (que venda bien) es posible.
No digo que sea fácil o que lo vayas a conseguir esta misma tarde. Digo es que posible.
A mí me tomó un tiempo y aprendí a base de hostias.
Unas hostias que ya recibí yo por ti y que te vas a ahorrar cuándo te apuntes a mi newsletter.
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