Necesito respuesta inmediatamente.
Dime que no te ha pasado.
Que no lo has vivido.
Que no te ha subido la tensión.
Que nunca has recibido ese tipo de email.
Que nunca has sentido una mezcla entre cabreo y acojone.
Entre cague, y animadversión.
Ganas de mandarlo a paseo.
O todo lo contrario.
Ganas contestarle rápido para sacártelo de encima.
O de posponerlo para el lunes, que se acerca el fin de semana y quieres estar tranquilo.
O de pedir ayuda porque no tienes ni idea de por dónde tirar.
O de comértelo tú solo, qué pensarán de ti si pides ayuda.
Pero no que no se enfade.
O que se enfade, da igual.
Acabemos ya con esto.
Lo que sea, para dejar de sufrir de esta manera.
Bueno.
Muy pocas personas saben gestionar bien el soporte en una membresía.
Muy muy pocas.
Lógico, nadie nos enseñó a hacerlo.
Entonces, ¿qué pasa?
Pasa que las personas lanzan membresías, ofrecen soporte con toda su buena voluntad, y terminan con más canas de las que tenían al comenzar el negocio.
¿Es normal? Es normal.
¿¿¿Es normal???
No, no es normal.
Hazme el favor de no naturalizar la mierda.
Escúchame, joder.
Tú puedes ofrecer un soporte extraordinario en tu membresía sin terminar agobiado, quemado y masacrado.
Ni terminar con un ataque de ansiedad, ni con una úlcera de estómago, ni trabajar 25 horas al día respondiendo a dudas sin poder ver crecer a tus hijos.
Puedes y debes.
Vale, tengo un newsletter.
Todos los días escribo un email con consejos para crear, lanzar y escalar un negocio de membresía nrentable.
En caso de interés, apúntate justo aquí: