No eres tú, soy yo
Oh.
Joder, como duele.
Como un puñal clavado en el corazón.
Como una mañana perdida en un grupo privado de Facebook.
Como cuatro tardes perdidas en un training gratuito cambiavidas.
Al lío, que me despisto.
Si tienes una membresía, lo sabrás.
Lo habrás vivido.
Lo habrás sentido.
Es bastante habitual que cuándo un suscriptor se da de baja, te diga que no es por ti.
Ni por tu contenido.
Ni por tu propuesta de valor.
Ni por tu carisma.
No es por ti, es por mí.
Es que no tengo tiempo.
Es que no lo aprovecho suficiente.
Es que este mes no tengo saldo en la tarjeta que con tanto ahínco calentaste para que me suscribiera.
Mira.
Ya sé que jode. Ya sé que da rabia.
Pero de nada te sirve quedarte en el sofá lamentándote.
—Pero cómo puede ser, Dios mío, que otro suscriptor se dé de baja y me diga que yo lo hago todo bien, que no es por mí, que es por él…
—Basta.
—Pero en serio, jod*r, con el cariño que yo le…
—Basta.
—Pero…
—He dicho basta.
Deja de lamentarte y ponte manos a la obra. Toma acción.
1. Pídele feedback acerca de por qué se ha dado de baja.
2. Hazlo con todo Dios que se dé de baja.
3. Busca el patrón que hace que no sigan contigo y ponle remedio.
¿Y sabes qué?
Verás que en muchas ocasiones, las bajas tienen que ver con la usabilidad. Mejor dicho, con la -falta de- usabilidad de la web.
Se pierden, se lían, todo está desorganizado, no saben encontrar nada, se agobian y se van.
Se van.
Y es normal, tú no eres diseñador web. No tienes por qué saber de usabilidad.
Pero puedes aprender en mi lista de correo: